jueves, 10 de enero de 2008

Brillante círculo de eterna alegría.


Cuando no estás, yo viajo por carreteras desiertas llenas de cerradas curvas. Me dejo mecer en ellas hasta que me duermo y sueño con el olor de tu piel. Y sigo viajando en sueños, porque el movimiento es importante si quieres llegar a alguna parte.
Sólo puedo ver tus manos tejiendo mis sueños, dibujando palabras que se convierten en susurros que apenas puedo entender. Desde tu exilio vas moldeando el terreno que marca mi recorrido hacia no sé qué lugar. Habrá quien le llame incertidumbre, o miedo, o desconcierto.Yo lo llamo no saber qué será de cada uno de nosotros.

Cuando despierte habrás vuelto. Y si no has vuelto, puedo imaginar que así ha sido. Imagino la expresión de tu cara, esperando que llegue el aliento que te convence cada día de que sigas vivo. Y si no llega yo me pierdo, y mi carretera se estrecha, se acaba de repente, se lanza contra un abismo rocoso cuya caída no tiene retorno,hacia un fondo invisible.
El amor cae en silencio hacia el mar, como una canica de cristal que choca contra el agua y no puede dejar de caer, entre los rayos de luz que se filtran desde la superficie mientras el mundo se para. La borrosa sombra de tu imagen indiferente, cae también, y desaparece avalanzándose hacia el fondo.

Al terminar, todo vuelve a comenzar. Tus dedos tocan la arena y, de algun modo, tú vuelves a estar aquí con tu sonrisa. Las carreteras, las redes, las curvas, los abismos y la indiferencia desaparecen por un momento. Sólo tú y yo de regreso al lugar más feliz de nuestra gastada historia.