lunes, 2 de julio de 2007

Siesta


Durmamos un rato, hace calor…


El ventilador giraba y afuera se oía el ruido de niños jugando en una piscina casera. No pude verlo como una novedad. Estábamos allí y todo era normal, familiar. Me conmovió su beso, con forma de interrogante. Cómoda en sus caricias, tendida en medio de sus miradas, que observaban como si estuvieran procesando cada detalle. Enredados, retorcidos como dos anguilas, deseando que cada centímetro de la piel de uno, tocase un segundo al otro… ni una palabra.
Sólo oía a los niños riendo fuera y nuestra respiración, y notaba su pulso, enredado en mi pelo. Me conmovió, de nuevo, su silencio y su extraña forma de mirarme, como si el también supiera que no había nadie más ahí fuera, que sólo quedábamos él y yo. Y cerré los ojos, tras haber grabado su imagen, su cara, su abrazo.
Cerré los ojos y sólo veía su expresión, sus labios buscando mi boca, la luz amarilla que entraba por la ventana entreabierta, sonreí. Me conmovió, por último, su alivio, su beso último, su intimismo, la suave manera en que tocó mi pelo con sus dedos, la tonalidad rosada de su cara.
No pude romper el silencio. Me dormí pensando en la última frase que le había oído decir.


Abrí los ojos, mas tarde. Las cortinas se dejaban mecer por el viento y la luz del sol había adquirido un tono más anaranjado y cálido.
Él dormía rodeado de arrugadas sábanas blancas, con un sueño fresco y dulce.
Verano… pensé. Me puse su camiseta y salí al balcón, siempre lleno de macetas con geranios.
Las golondrinas surcaban a toda velocidad la estrecha y vieja calle, y un anciano sujetaba en manillar de su bici contra la pared allá abajo, en el mundo real.
Podría ser que este preciso instante sea uno de esos momentos que pasan a toda velocidad por tu mente en el segundo justo antes de morir. Sería todo un consuelo recordar, en el último momento, que un día experimenté esa sensación…

2 comentarios:

MonsterS dijo...

Queremos cosas de estas impresas en papel y queremos pagar por leer cosas como estas impresas en papel y queremos matar por escribir asi.

Nando dijo...

Pero bueno!
Más de dos semanas sin escribir.

Nos tienes de secano!