lunes, 26 de marzo de 2007

Cámara oscura

No recuerdo a Noon antes de ese día. Ni recuerdo casi las diapositivas que pasaban a la hora de la siesta. Las persianas estaban bajadas y no entraba luz de la calle, salvo por una o dos rendijas que quedaron entreabiertas, y el parpadeo de las imágenes que iban y venían, como un pulso. Yo intentaba mantener la concentración, (más por aburrimiento que por interés), y dibujaba a aquel muñeco parlante que hablaba sin cesar sobre los sistemas de explotación agraria de rusia o sobre la reproducción de la foca monje, convirtiéndolo en un pelele con la boca amordazada, las manos atadas y el proyector de diapositivas apuntando directamente a su cara de ente atormentado. Era la suerte que debería correr por intentar atar mi mente a algo tan inservible.
Mire a la persiana, a sus pequeños huecos abiertos, a la luz que entraba por esos huecos formando un rayo perfecto que se lanzaba en linea recta hacia el techo. Mi frente se arrugo, y miré con mas atención a esa luz proyectada sobre mi cabeza. Había figuras, personas, corriendo, moviéndose por el techo del aula. Afuera había algunos chicos, jugando al baloncesto, y su reflejo se proyectaba en el techo. Pero... como era eso posible?
Sonreí pensando en todas las cosas que yo desconocía y en la desazón que eso producía en mi.
Recordé el mito de la caverna y sentí como si estuviera atada a esa silla, mi mirada atada a las imágenes reflejadas en el techo, y la vida ahí fuera...
Entonces recorrí con la vista las caras del resto, caras de gente que no tenia nada que ver conmigo, que apenas conocía. Nadie se había dado cuenta de mi descubrimiento, salvo un chico sentado al otro lado de la clase, que me miraba como si me hubiese reconocido, como si me conociese de otra parte. Miró arriba un segundo y luego volvió a mirarme. Sonrió con media sonrisa llena de lo que parecía burla. Luego cogió un rotulador y comenzó a escribir en una libreta. Volví a mirar arriba mientras él escribía. Siempre me había costado mezclarme de cualquier modo con alguien con quien nunca había hablado. Se me alteraba el pulso, me daba vergüenza. Pero estaba a punto de descifrar un misterio, o eso creía, y valía la pena ver a donde llevaba todo esto.
Cuando volví a mirarlo él levantó su libreta... Había escrito:"de veras vas a pensar en ello?".
Sentí que mi cara se convertía en fuego, y desde ese momento no levante la vista de las diapositivas de la pared y del muñeco charlatán que las explicaba con su monótona voz.
Al encenderse las luces, recogí lo mas ágilmente que pude y salí del aula. Pasé cerca del chico de la libreta, no lo miré, esperando que el ni me mirara, pero me paro un momento, y me dijo... quizás yo también piense en ello. Yo me aparté sin decirle nada, me resultaba un tanto intimidante. Así que él gritó a mis espaldas... "me llamo Noon!.... Lo pensaré".
Y mentiría si dijera que no pensé en aquella hora de diapositivas y de notas con letras de rotulador grandes escritas en libretas, más por el tal Noon, pero también en aquel rayo de luz que no había llegado a entender. No sentía que el fuera un desconocido, de alguna manera habíamos establecido un canal de comunicación.
A la mañana siguiente volví a clase... sobre mi mesa había una caja negra. Era una cámara oscura casera. Entonces lo entendí todo. Noon me lo había explicado haciendo una cámara oscura. De este modo supe que Noon había pensado en aquello, y de paso, que había pensado en mi.
De eso hace ya mucho tiempo... Pero sigo viendo los ojos de Noon y su rotulador negro.

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